Acerca de la tolerancia...
La tolerancia no se expresa por el respeto a las ideas del otro, sino por el respeto al otro independientemente de sus ideas. Nadie debe ser vejado, humillado, segregado, perseguido, hostigado debido a sus ideas, sus preferencia sexuales, sus inclinaciones políticas, sus creencias religiosas, su ausencia de creencias religiosas, su apariencia física. El sujeto del respeto irrestricto es el ser humano. Pero las ideas han sido, son y serán lo más discutible. Quien piense que se falta al respeto a su persona porque sus ideas son puestas a discusión, adopta el mismo papel de los fundamentalistas religiosos, de los fanáticos, de los fascistas, de los autócratas, de los violentos. Quien pide “respeto” a sus ideas desea, de los otros, su observancia. Quien pide respeto a sus ideas, niega el respeto a quienes piensan de otra manera y les ordena silencio. La ausencia de libre discusión es un objetivo fundacional del poder absolutista; la ausencia de libre discusión y confrontación de ideas teje la red en que el conocimiento es atrapado y secuestrado. Anima y facilita que una persona sea vista como rara o inferior por el sólo hecho de no profesar fe alguna o profesar otra fe; anima la desconfianza en la ciencia en favor de la charlatanería, en el poder del hombre de salir de este medioevo en el que nos servimos de la ciencia pero no reconocemos ni aceptamos los principios en los que se basa, entre otras muchas barbaridades. Anima y facilita el conservadurismo en el arte, calcifica el músculo creador, el intelecto de quien, por la naturaleza de su actividad, debería de formar parte de la avanzada de exploración de la imaginación humana.
Pero no es sólo la libre discusión de la ideas el antídoto contra la barbarie, sino su confrontación, mediante la práctica, con el mundo circundante. Pero nadie quiere eso. Nadie parece querer abandonar ese rincón acolchado en el que se recuesta a contar las falsedades que le hacen pensar que todo va bien. Nadie parece querer que el mundo exista sin fantasmas, ovnis, ángeles, dioses, potencias celestiales, tarot, vudú, curanderos, capitalismo con sentido humano, suerte, divinas casualidades, curas naturalmente milagrosas, aguas multisalvadoras, estrellas del canal, lucha libre “de verdad”, football sin trampas… Salvo prueba en contrario, lo anterior y un listado demasiado abultado para incluir aquí, carece de verdad. Y es por parte de los portadores de esas falsedades que, con independencia de su intención, se segrega y estigmatiza a quienes no las comparten, ...y son los que piden tolerancia. La ignorancia se vuelve un cáncer irreparable en quien no sabe que ignora. Cualquier dios –que lo sea- condenaría a cualquiera que lo defendiese en la ignorancia de sí mismo y en ausencia de la conciencia de “Él”. Y uso esta analogía sin conceder la existencia de dios alguno. Que muchos, miles de científicos y técnicos dediquen sus conocimientos y habilidades para hacer de este mundo un infierno de explotación, guerra y mentiras trabajando al servicio de corporaciones depredadoras, no significa –en lo absoluto- que tal sea la naturaleza de la ciencia.
Pero sólo en la tolerancia del otro y en el diálogo crítico de las ideas, la verdadera ciencia humana y humanizante prevalecerá, el arte volverá a ocupar el lugar que hoy detentan los sucedáneos, y empezaremos a perder el miedo a la obscuridad que es –paradójicamente- donde hoy, parece, nos sentimos mejor.
Ricardo León
Comments